"En mi despacho, a veces no llaman al informático. Llaman al abogado."
Mi historia profesional es la unión de dos mundos que, en teoría, nunca debieron encontrarse: el Derecho y la programación. Todo comenzó en 1985 con un ordenador MSX que mis padres me regalaron. No me compraron juegos. Me regalaron un libro para crearlos. Mientras otros descubrían los videojuegos, yo descubría la lógica de la programación, el placer intelectual de resolver problemas complejos por pura pasión.
Esta vocación tecnológica nunca me abandonó. Creció en paralelo a mi carrera jurídica, convirtiéndose en una ventaja competitiva silenciosa pero decisiva. Comprendí pronto que el razonamiento jurídico y la lógica algorítmica compartían una estructura profunda: ambos buscan la solución más robusta y elegante a un problema.
Esa doble identidad no solo ha definido mi trayectoria.
Ha definido cómo pienso.
25 años de ejercicio dirigiendo despacho propio y, posteriormente, el departamento jurídico de una asesoría multidisciplinar. Mi práctica abarca derecho mercantil, civil, fiscal y administrativo.
He vivido cada etapa: desde la duda de las tres de la mañana ante un recurso complejo, hasta la satisfacción de encontrar el argumento que lo cambia todo.
Esta faceta se forjó en la práctica. Desde el diseño de sistemas web hasta el mantenimiento de infraestructuras completas. El punto de inflexión llegó durante un curso de Análisis Forense de Equipos Informáticos. Ante un ejercicio en el que treinta expertos en IT no lograban localizar un servidor oculto con métodos convencionales, apliqué lógica lateral: en lugar de buscar el servidor, analicé el tráfico de la red. Lo encontré en menos de un minuto.
Ese día comprendí algo fundamental: mi forma de pensar, moldeada por el Derecho y la tecnología, me permitía ver soluciones donde otros solo veían problemas.
Mi compromiso con la profesión me ha llevado a ocupar cargos de responsabilidad, como Consejero del Consejo Cántabro de Estadística, a propuesta del Parlamento, y Delegado Territorial de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF). Estas experiencias me han proporcionado una visión profunda del marco regulatorio y de las necesidades reales de los profesionales del Derecho.
Pegasus Themis no nace de una necesidad de negocio, sino de una obsesión personal por la excelencia. Nace de la misma pregunta que me hacía frente a la pantalla de un MSX: ¿cuál es la solución más sólida?
Durante años, he visto a compañeros brillantes limitados por el tiempo, la presión o el agotamiento que precede a la página en blanco. He sentido la duda de las tres de la mañana, esa voz que te pregunta si has explorado todas las vías posibles para defender a tu cliente.
He cometido errores. Probé IA convencional en un informe interno. Los principios jurídicos estaban ahí, pero los casos eran inventados. Pasó desapercibido... pero eso no importaba. Me gusta la perfección. Ojalá que nadie lo lea.
Ese día de humildad absoluta se convirtió en el sistema que hoy uso cada día.
La IA convencional ofrece velocidad. Yo buscaba algo más. Buscaba profundidad.
Por eso construí Pegasus Themis. No es una herramienta para trabajar más rápido, es un sistema para pensar mejor. Es un socio de debate, un "abogado hostil" que pone a prueba tus argumentos y un Juez simulado que te obliga a ser impecable. Su función no es darte respuestas, sino forzarte a formular las preguntas correctas.
Como dijo un experto en automatización al analizar los procesos de mi departamento: "Es imposible automatizarlo más". Ese es el rigor que he codificado en este sistema.
Mi carrera es la prueba de que la unión del rigor jurídico tradicional y la innovación tecnológica no solo es posible, sino que es el futuro de la abogacía de excelencia.
Mi misión con Pegasus Themis es compartir esa ventaja con todos los profesionales que, como yo, no se conforman con una defensa correcta, sino que aspiran a una defensa incontestable.
Lo que hubiera dado por tener esto hace 10 años.
Artículos técnicos, casos prácticos, análisis de privacidad IA, y el sistema completo que uso diariamente.